Respuesta :


     Cuando llegué al capítulo XIII de H.B. (1) pensé una obviedad: hoy vivimos mejor que en el siglo XIX ya que en aquella época el avance muy festejado del industrialismo y sus conveniencias materiales rechazaban las necesidades estéticas (2). En la actualidad la belleza luce prestigiada como objeto de consumo masivo, es oferta de placer visual e invitación a utilizar o imitar los atractivos modelos exhibidos que aparecen constantemente en publicaciones de variados niveles; son revistas dedicadas a las modas de las vestimentas y las de actualidades sociales mostrando a personajes afamados sin importar si cuentan con cualidades que los prestigie más allá de la imagen. También se muestran mansiones hermosas y funcionales diseñadas por profesionales que son artistas del buen vivir.     El diseño industrial merece, y las tiene, obras muy específicas para analizar y elogiar las formas logradas en automóviles, camiones de transporte, enseres domésticos, teléfonos, computadoras e infinidad de artefactos que antes de ser valorados por sus funciones técnicas impresionan placenteramente al observarlos. Para iluminar el tema traigo algunos párrafos de un libro interesante y de serio desarrollo (10). Desde su titulo, “Márketing y estética” aparece la propuesta que une la estética con el mercadeo, realizado este para mejor conquistar a los cosumidores y venderles elementos más atractivos: esta atracción estimula en el comprador la decisión de hacer suyo el producto. Creo oportuno recordar que la Real Academia Española dice que la estética es la “ciencia que trata de la belleza”.

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Explicación:La idea de consumo ligada a la belleza se relaciona con la obtención de premios o castigos, incluso con la compensación de sentimientos de carencia de personas o cosas. ... La belleza se encuentra en cada uno de nosotros, solo debemos aprender a encontrarla.